Durante
una entrevista le preguntaron a Albert Einstein si creía en Dios, y él con la
inteligencia que lo caracterizó y marcó por toda la eternidad, respondió que él
cree en el “Dios de Spinoza”, he aquí el sustento.
Baruch
de Spinoza, importante filósofo holandés, define maravillosamente lo que es
Dios: “Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho. Lo que quiero que
hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que goces, que
cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. Deja
ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y
que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los
ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja
ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti
o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un
regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu
alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer. Deja ya
de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo.
Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos,
en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro! Confía en mí y
deja de pedirme ¿me vas a decir a mí
como hacer mi trabajo? Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te
crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. Deja de
pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice, yo te llené de
pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de
incoherencias, de libre albedrío ¿Cómo
puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte
por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un
lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la
eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer
eso? Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes;
esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que solo crean culpa en
ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que
te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía. Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un
escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el
paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas. Te
he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni
virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres
absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. No te podría
decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como
si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de
amar, de existir. Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad
que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste
bien o mal, te voy a preguntar: ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más
disfrutaste? ¿Qué aprendiste? Deja de creer en mí: creer es suponer, adivinar,
imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que
me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando
acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja
de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre que me
alaben, me harta que me agradezcan ¿te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando
de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo ¿te sientes mirado, sobrecogido?, ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de
alabarme. Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han
enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que
este mundo está lleno de maravillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario