Soñar y hacer
realidad lo que concebimos en nuestra mente. Vencer complejos, prejuicios,
superar la pobreza que nos rodea y que quiere imponerse como un muro
infranqueable. Mantenerse enfocado en una meta sin perder la alegría, tener
valores y ser un optimista inteligente. Tales son las fortalezas de José Carlos
Verano Gallardo, ganador del Ají de Oro en la Feria Mistura de 2014, un joven
emprendedor peruano que, de trabajar en el prestigioso restaurante La Mar del
emblemático Gastón Acurio, pasó a emprender su propio negocio ante el asombro,
la desconfianza y la duda de muchos, pero José Carlos siempre tuvo la llave del
éxito en su mente y corazón: creer en él con todo su ser. He aquí su historia.
Mi
madre crió campeones pues nunca se sentó a llorar nuestras penas porque nos
motivó a siempre avanzar y resolver las situaciones adversas que se nos
presentan. Soy un ser humano con la fortuna de vivir todos mis sueños, tanto
los de mediano como de los largo plazo, por ejemplo estar acá (en Tradiciones,
su restaurante). Soy un soñador empedernido pero no suelo compartir mis sueños
por temor a que me llamen “loco” o me critiquen. Por ejemplo, en 2002 yo
trabajaba con mi mamá, teníamos un restaurante pequeño en el cual atendíamos
solo menús y yo decía ‘algún día voy a trabajar en un restaurante grande y
luego voy a tener mi propio negocio’.
Y
así se manifestó la oportunidad de trabajar con Gastón Acurio en la cebichería
La Mar. Estoy convencido de que cuando tú te visualizas y te mentalizas, el
Universo conspira para que todo propicie que se concrete lo que deseas. Trabajé
en el restaurante del señor Acurio durante seis años y esa experiencia fue
fundamental para dar los siguientes pasos y hacer realidad Tradiciones.
Sus inicios
Empecé
como practicante en el área de fileteo (según yo sabía todo, pero el primer día
que llegué me di cuenta que no sabía nada), entonces aprendí desde el primer
momento a ser HUMILDE, porque me bastó estar cinco minutos ni siquiera entré a
la cocina, solo vi cómo se movían los trabajadores por todo el restaurante, y
dije ‘no sé nada, aquí estoy para aprender desde cero’ y así fue porque luego
de la entrevista entré a trabajar al área de fileteo a limpiar pescado.
Otro
elemento medular es la PERSEVERANCIA, porque tiempo después me llamó el jefe de
cocina y me dijo ‘Negro, tú trabajas bien, queremos contratarte’, y me
ofrecieron el turno de noche haciendo la ‘preproducción’ para las comidas, es
decir si los cocineros en la mañana iban a hacer cebiche yo tenía que exprimir
limones, si iban a hacer pallares, yo los limpiaba o si cocinaban causa yo
prensaba la papa. Yo era el ayudante del ayudante jajajja, de nueve de la noche
a siete de la mañana. Estuve un año trabajando y ahorrando lo más que pude, no
pude pagarme la carrera de cocina, pero si estudié cursos en Cenfotur,
trabajaba de nueve de la noche a siete de la mañana, de ocho a doce iba a
clases, mi vida esos diez meses fue estresante porque era un curso por mes, iba
de Miraflores, Barranco y Villa el Salvador donde vivía, dormía entre cinco y
siete horas apenas pero fue maravilloso porque aprendí y crecí
profesionalmente.
Quién persevera
alcanza
Al
evocar esos años puedo decir que las claves de todo son SACRIFICIO y
PERSEVERANCIA. Cuando terminé de estudiar en Cenfotur el 28 de diciembre de aquel año, el
socio de Gastón me dijo ‘Negro, desde el 1 de enero pasas a cocina como
ayudante’, me sentía feliz y premiado porque yo fui el número 1 en mis clases y
juraba que ya lo sabía todo, pero nuevamente surgió la HUMILDAD, porque jamás
olvidaré el primer día en la cocina que fue uno de los más traumatizantes de mi
vida, pero netamente como cocinero, en el año 2008.
He
quemado todas las etapas: he sido ayudante de cocina, cocinero, jefe de cocina
profesionalmente hablando, siempre me actualizo, no solo me enfoco en la
cocina, por ejemplo he aprendido diseño gráfico, márquetin, administración, soy
un empresario de la gastronomía cuya esencia es ser cocinero.
Aprendizaje
permanente
Aprendí
que hay cuatro formas de ganar dinero: empleado, autoempleado, dueño de negocio
e inversionista, yo estoy en dueño de negocio, pero este crecimiento me hizo ir
aprendiendo, empecé como autodidacto, pero el entorno me obliga a ir
capacitándome constantemente. No solo se trata de saber cocinar, hay que saber
administrar, se líder, saber conducir al grupo detectar sus fortalezas y
debilidades para que todos se complementen.
De las tres banquitas
en el Mercado de Magdalena hasta el RestauranteTradiciones
Durante
mis años de trabajo con el señor Gastón, vi una oportunidad de negocio porque
cerca al restaurante estaba la señora Grimanesa, la famosa anticuchera. Nos
conocíamos desde hacía mucho tiempo y noté que no había tiendas alrededor así
que un día me acerqué y le pregunté si podía vender gaseosas y ella muy amable
me dijo ‘Yo vendo gaseosas pero la calle es de todos, acá también hay espacio
para ti’. Les conté a mis amigos del restaurante que iba vender gaseosas y me
tildaron de loco, el chef corporativo me dijo ‘¿vas a vender gaseosas después
de trabajar acá?’ porque yo ya tenía cierto nombre entre los cocineros y dejé
que esas palabras influyeran en mí en forma no positiva. El primer día que
vendí me moría de vergüenza, dejé los paquetes de gaseosas y me la pasé mirando
cómo freía doña Grimanesa, aun así vendí tres cuatro paquetes y gané cincuenta
Soles en tres horas. Pero lo más gracioso es que llegó un cocinero famoso que
me conocía y se me acercó, yo avergonzado tapaba las gaseosas hasta que una
señora me toca el hombro y me dice ‘joven ¿vende gaseosas?’, Hayimi (así se
llama) me miró, no supo qué decirme y me preguntó ‘¿vendes gaseosas?, dame
tres’ cuando terminé de vender todo, me sentía avergonzado, pero me cuestioné
si ese sentimiento era positivo, porque observé que sin casi moverme había
vendido y ganado bien ¿qué sucedería si soy más activo?
Tomé
acción y seguí con el negocio, hasta tenía gente que me ayudaba, luego de salir
del trabajo, vendía en promedio dieciocho paquetes de gaseosas por día, además
de las que ya vendía doña Grima en su negocio, estuve casi un año, hasta que
llegó el momento de dar un paso más y es ahí donde nace Tradiciones en el
Mercado de Magdalena, con un capital inicial de cinco mil Soles, tres mil
invertí y dos mil reservé por si surgía alguna eventualidad.
Superar
la vergüenza me permitió trabajar, ganar, guardar dinero y emprender mi negocio
propio, además tratar directamente con el público me abrió porque yo era muy
callado.
El espacio personal de José Carlos
Puedo
ser muy conversador de acuerdo a la confianza que me den las personas. Con
respecto al amor admito que soy un poco “chapado a la antigua”, yo no creo en
eso de “salientes” o somos enamorados o nada. Tuve una relación de pareja muy
larga que terminó y actualmente estoy tranquilo, soy soltero y actualmente estoy
enfocado en mi trabajo... pero nunca se sabe (risas).
Crecí
en Villa el Salvador, antes viví en una quinta en Chorrillos pero en el año
1984 nos fuimos a Pachacamac, pusimos nuestras esteras, allí permanecí hasta
los catorce años, me di cuenta que era “pobre” cuando salí de Villa el Salvador
(risas) porque antes no sentía diferencias sociales. Como mis padres se
separaron, me fui con mi madre y mi hermana a Pamplona. Debo admitir con
satisfacción que mi madre ha criado a dos hijos muy independientes, mi mamá
nunca ha peleado una batalla por nosotros, llegábamos a la casa con problemas y
mi mamá nos sentenciaba “soluciónalos” nos inculcó fuerza y autonomía. Mi mamá
crió dos campeones, porque no nos ahogamos en los problemas y eso es clave para
cualquier emprendedor.
También
amo los deportes de aventuras: puenting, parapente, rapel y en mis recientes
vacaciones hice buceo, es lo más maravilloso que he experimentado hasta ahora.
También me encanta leer y actualmente estoy en la mitad de El conde de
Montecristo, es lo máximo. Ciertamente, no todo es trabajo, me organizo para
trabajar y disfrutar de mi familia, me despierto a las cinco de la mañana y
puedo estar activo hasta las ocho de la noche, siempre enfrentado retos,
resolviendo problemas pero siempre perseverando.
Tradiciones
me llena de satisfacciones, por ejemplo, ya superó la barrera de los dos años
de ser el restaurante de moda a ser un negocio de familia y eso algo por lo que
siempre he batallado, limito el consumo de alcohol para propiciar que vengan
más familias, tengo clientas que las conocí solteras y ahora vienen con sus
esposos y su hijos. También una clienta que venía con su hija de ocho años y ahora
es una señorita de quince años y un día entró a la cocina y me dijo ‘¡Hola tío
José!’, me emocioné tanto que no supe qué decir, solo atiné a abrazarla, le di
un beso y le agradecí tanto cariño. Me encanta que las personas se sientan a
gusto con la comida y el servicio.
También
tengo clientas que viajan, y en una oportunidad la hija de una de ellas regresó
de sus vacaciones en Miami y me trajo una caja llena de chocolates y caramelos ¡es
maravilloso que la gente te aprecie, valore tu trabajo y se tome el tiempo para
pensar en ti y darte un obsequio, es algo invaluable!
Evaluando la
coyuntura: pautas para emprendedores
Este
año sí es bueno, pero siempre con estrategia, he asesorado a varios amigos en
tema de emprendimientos de negocios propios y tienes que ver cómo enfocar y
captar más clientes, desde mi experiencia, este año se pinta bueno pero el año
pasado fue atroz no solo para los negocios sino para todo el país. Ahora la
gente está más motivada, se viene el Mundial y eso alegra definitivamente, por
cierto ya estamos organizando para que Tradiciones sea un espacio donde se
puedan ver los partidos.
Volviendo
al tema del emprendimiento, una vez escuché a un conferencista que dijo que así
tengamos todos los estudios de márquetin, ventas, etcétera, referentes a tu
negocio es simplemente teoría y esta puede fallar.
En mi caso hay diversos factores pero lo
que siempre digo es que cada historia
de éxito es única e irrepetible, en mi caso funcionó porque cuando
empecé era solo yo, las decisiones que he ido tomando, buenas o malas, de eso
me he retroalimentado, el estilo de crianza me hizo terco y con la meta clara de jamás rendirme.
Cuando renuncié a La Mar para convertirme en emprendedor casi nadie creyó en
mí, pero yo sí, eso marcó un antes y un después en mi vida profesional. Cuando
me dicen que no, es como que me metieran el combustible ideal para que me dé más
fuerza para seguir y superarme.
¡Y el éxito llego!
Soy
exitoso porque vivo mis sueños, hago lo que quiero, trabajo en lo que me
apasiona, para mí esto no es un trabajo, puedo estar activo y productivo hasta catorce horas al día, pero
tengo un equipo que me respalda, he implementado un sistema de trabajo con
proveedores que trabajan con el estándar que yo quiero y eso dinamiza el
trabajo y lo hace más eficiente.
Ser exitoso es un proceso que abarca momentos de gloria pero también muy difíciles,
pero para alcanzar lo que se conoce como éxito, cuando me piden algunos jóvenes
emprendedores que los asesore, soy muy analítico y me fijo en elementos fundamentales como por
ejemplo si es un persona que al primer obstáculo “tira la toalla”, si tiene
poco carácter, porque emprender implica enfrentar situaciones complicadas
constantemente, pero cuando las superas triunfas. El éxito exige ser constante,
perseverante, debes tener un fuego interior que haga que te levantes cuando
nadie más pueda, es ese combustible que te mantenga firme cuando llegue la
tormenta, en este país no es fácil hacer empresa, peleas con la Sunat y casi
siempre pierdes (risas) es como tirarle piedras a un elefante, hay que cuidarse
de las personas negativas. Pero creo firmemente en el karma y todo lo que das
regresa, sea bueno o no, el cielo y el infierno están acá.
Mirando hacia el futuro
Desde
niño siempre quise tener lo que tengo y hoy que lo poseo sigo teniendo sueños que
plasmaré progresivamente, me siento satisfecho con lo que he logrado ¡y quiero
más! A mediano plazo me veo con una empresa más estable, con un restaurante más
grande, delegando más las riendas del negocio actual y también desarrollando
nuevos proyectos, el fuego interior con el que nací y que mi madre ha ido
estimulando siempre no se apagará, soy perseverante, optimista y alegre y basta
que me digas NO para que me trace como meta convertirlo en SÍ.
En nuestro país
coexisten situaciones difíciles pero no dejemos que copen todo el escenario
nacional. Los peruanos también nos distinguimos por poseer virtudes y
cualidades que nos hacen luchadores, perseverantes, triunfadores, José Carlos
es un ejemplo de ellos, pero no el único en nuestra patria, afortunadamente.
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