Hay personas que se
cruzan en tu camino y en un par de minutos se convierten en tus grandes
maestros de vida. Hace un par de días, don Félix me hizo un servicio de taxi de
Miraflores a Magdalena y durante el recorrido entablamos una amena charla y me
contó que su hijo estudia Administración en la Universidad del Pacífico: “Todos
los días se levanta las cinco de la madrugada porque vivimos en Comas, estudia
de ocho a cuatro y luego de dejarla a usted, eran las 3:30 p.m., iré a darle el
encuentro en la avenida Brasil y nos regresamos juntos a la casa porque yo
salgo al taxi desde las cuatro de la madrugada hasta las cuatro de la tarde de
lunes a sábado, pero soy feliz, mi hijo me trae unas “notazas” y me ha
prometido que en cuanto concluya la universidad y halle trabajo ya no permitirá
que yo siga “taxeando”, quiere que me quede en casa con su mamá”. Hablaba con
tanto, tanto amor de los esfuerzos de su hijo y de los suyos, de cómo han
formado un equipo que juntos miran al futuro con optimismo, fe y que los
sacrificios no son vistos como tales sino como pruebas que los fortalecen, el
pecho henchido y el brillo de sus ojos daban cuenta del genuino orgullo de un
padre que sabe que ha traído al mundo la buena semilla y la cuida: “Yo no pude
ser profesional porque quedé huérfano a los tres años y mi mamá tuvo que criar sola
cinco hijos, pero mi hijo sí lo será porque él así lo ha decidido y porque yo sé
que estoy apostando a ganador”, sentencia feliz mientras sorteamos todos los
buses de la avenida Del Ejército al mismo estilo Rally Dakar 2018..
Días atrás disfruté
de una amena reunión con unos amigos muy queridos y para llegar al punto de encuentro
abordé un taxi cuyo conductor era un jovencito de amplia sonrisa buenos modales,
quien pese a la hora y lo complicado del tráfico mantenía la cortesía y el buen
trato: “Creo que lo que me da “cancha” en este negocio es que durante todos mis
años en que fui estudiante universitario “taxié” para solventar mis gastos y
responsabilidades porque a los dieciocho años tuve un hijo, fue algo inesperado
tener una vida tan chiquitita entre mis manos y que era completamente mi
responsabilidad, que decidimos con mi pareja que yo trabajaría y estudiaría y
ella cuidaría a nuestro hijo. Los años pasaron, concluí mi carrera, trabajo en
una empresa y luego de la oficina salgo jueves, viernes y sábado a “taxear”. Desde
mi experiencia no se trata de salir todo el día, yo ya sé qué rutas, qué zonas
y a qué horas conseguiré mayor número de clientes. Como la cigüeña nos visito
sin avisar, mi esposa se quedó a la mitad de su carrera, pero como nuestro
chico bello este año ha empezado en el ‘colegio
grande’, ella retomará sus estudios, nunca quisimos dejarlo con personas
extrañas por todas las atrocidades que las noticias divulgan a diario, pero ahora
ella volverá a las aulas a concluir su carrera, tenemos muchos planes juntos,
crecer profesionalmente, como pareja y como familia, ambos anhelamos tener otro
hijo porque nos encantan los niños, pero somos conscientes de que hay que
establecer prioridades. Yo era 'recontra palomilla', pero sano jajajaja, pero
cuando nació mi hijo él y su mamá se convirtieron en mi todo y tener dos 'chambas' no me cansa, al contrario, cada sol ganado es un peldaño para concretar
nuestros sueños como familia, todo es posible si hay amor y buena voluntad”.
Un padre maduro con
un hijo universitario quien transita por las aulas de una de las más
prestigiosas casas de estudio de nuestro país, pero que lo hace como un
triunfador que sabe hacia dónde va y que lleva en el corazón la sabiduría que
le indica que para ser un profesional exitoso se requiere, primero, de ser un
hijo exitoso; y un profesional joven a quien la paternidad se le instaló “por
sorpresa” pero, él más allá de su juventud e inexperiencia y lejos de evadir su
responsabilidad, asumió su rol sin ambages: “si actúas como adulto, responde
como tal ante las consecuencias”, concluye con una risa que exteriorizó una no
disimulada picardía.
Sí, este mundo está
lleno de gente mala, indolente, cruel. Pero, también lo poblamos personas
nobles, comprometidas, emprendedoras, decentes, que aman a sus familias y que con alegría y optimismo
inteligente avanzan por las rutas de la vida trabajando por concretar sus sueños.
Me niego aceptar que todo está perdido, que la humanidad es insalvable, y afortunadamente,
la vida me demuestra que no es así.
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