La Real Academia de
la Lengua Española define la palabra PAZ como: “Situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países, relación
de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos, acuerdo
alcanzado entre las naciones por el que se pone fin a una guerra; ausencia de
ruido o ajetreo en un lugar o en un momento, estado de quien no está perturbado
por ningún conflicto o inquietud”.
Paz es ausencia de
alteraciones, de situaciones que opilen nuestra calma, de pensamientos,
actitudes o acciones que nos induzcan a perder la serenidad, en buen cristiano,
paz es un estado de quietud y bienestar físico y espiritual, ambiente en el que
reina la armonía entre cuerpo, mente y ambiente.
Son estos tiempos
amargos escenarios de situaciones que para nada se condicen con la PAZ que la RAE
define, y en la que día a día trabajo por vivir y mantener dentro de mí, más allá
de las presiones, problemas y situaciones aciagas por las que este plano terrenal
me obligue a atravesar.
El intento de
feminicidio de Eivy Ágreda, el acuchillamiento a una mujer en su centro de
trabajo por su compañero de labores quien no aceptó el rechazo de la joven
(caso muy similar al de Eivy) sumado a las constantes noticias de violaciones
de niñas por parte de sus familiares directos: padres, primos, tíos, padrastros,
que saturan la tele nacional, me obliga a preguntarme ¿solo eso es noticia?,
¿no hay nada bueno en este país, en este planeta?, sí lo hay, sin duda, pero no
vende, así de fácil, más rápido sacas una lágrima que una sonrisa, que un gesto
de esperanza, de optimismo.
Entonces mi paz se
altera, me asaltan la angustia y el miedo de que algún miembro de mi familia
sea víctima de gente infame que los ataque, pero luego me sereno, sé
perfectamente que lo bueno vive en mí y en quienes amo y la Protección Superior,
que es el máximo poder, siempre los protegerá.
Pero ¿cómo vivir en
paz si estamos envueltos en un mundo violento donde por un celular te matan,
donde padres violan y embarazan a sus hijas y encima el Estado las arruina más
obligándolas a parir sus hijos-hermanos porque pena y condena la interrupción
de la gestación en estos contextos?, ¿cómo vivir en paz en un país donde campea
la corrupción y donde los políticos, ya sin disimulo, acceden al poder solo
para enriquecerse ilícitamente al amparo de sus cargos y del poder que de ellos
deriva?, ¿cómo vivir en paz si la economía tambalea merced al pésimo manejo de
un “presidente de lujo” que terminó siendo el “presidente de la vergüenza”?,
¿cómo vivir en paz si la inseguridad ciudadana campea?
Sí puedo, sí puedes,
no es utopía o ingenuidad porque yo también vivo en este país, camino sus
calles, subo a sus medios de transporte, palpo los riesgos, pero también las
posibilidades. Te has preguntado ¿eres malo?, ¿eres cruel?, ¿eres delincuente,
violador, estafador? Estoy segura que casi todos responderán negativamente a
estas preguntas porque, precisamente, no todos somos malos, no todos somos
escoria como la que atacó a Eivy.
Sí, ciertamente hay gente
cruel, pero no es toda ni somos todos. Aceptar que así como hay gente mala
también hay de la buena, actuar según los principios del optimismo inteligente que
consiste en aceptar que hay problemas pero también soluciones, que las cosas no
son color de rosa, pero que está en nosotros cambiarlas para mejorar nuestras
vidas y nuestra sociedad, es el primer paso para vivir en el lugar digno que
nos merecemos.
¿Sientes miedo?, ¿si?,
yo también, pero eso no me arredra para seguir trabajando por hacer realidad
mis planes y proyectos. No se trata de creerte un Avenger, inmolarte o exponerte a situaciones de riesgo innecesariamente, no por
favor. Se trata de sembrar en tu mente y en tu corazón la semilla del cambio de
pensamiento: “Hay gente mala, sí, pero también de la buena y yo soy una de ellos”.
Hay incorregibles, hay quienes son seres deleznables que nunca cambiarán, pero
no gastemos tiempo en ellos e invirtamos nuestras energías y sabiduría en los
niños, es a partir de ellos como construiremos un capital humano mejor que el
de hoy.
El optimismo
inteligente implica actitud mental positiva y acciones al mismo nivel. Si
educas al niño de hoy, le alimentas los valores fundamentales desde que lo
llevas en el vientre, no tendrás que juzgarlo y encerrarlo en una cárcel cuando
crezca. Pero, primero debemos curarnos, debemos aceptar que tenemos penas,
conflictos internos y heridas en el alma, pero que haciendo salud mental las
podemos curar en bien de los hijos que vendrán y que merecen vivir en una sociedad limpia
de mente y corazón.
La paz es posible si
así lo decidimos, no quiere decir que ignoremos los problemas o que seamos
irresponsables ante nuestras obligaciones como miembros de esta sociedad. Vivir
en paz implica aceptar que los problemas existen, pero no dejarse avasallar por
ellos, desechar la idea de que todo es malo, que nada tiene remedio, abandonar
el concepto de que las noticias atroces son la santa palabra diaria y ceder, por unos
minutos diariamente, espacio a los pensamientos positivos y de gratitud.
Soy periodista pero desde
hace mucho dejé de ser adicta a prender la radio desde la cinco de la mañana
para contaminarme con todas las noticias negras. Ciertamente, no puedo
evitarlas del todo porque en mi condición de comunicadora reviso la prensa,
pero hace mucho le puse un freno e impido que atiborren mi cabeza las noticias
malas, porque frente al mal decido por el bien, reconozco que ambos coexisten
en mi mundo pero no permito que lo nefasto reine en mi vida y en mis actividades.
Podemos comenzar
desde ahora, desde este instante. Hay malo pero también hay bueno, y mucho. Nuestra
mente es nuestro jardín, lo que sembremos lo cosecharemos ¿te has preguntado
qué ganas con pensamientos negativos taladrando tu cabeza?, nada, obviamente.
Ahora bien, si sabes de alguna noticia infausta y puedes ayudar, hazlo, puede
ser materialmente, pero también con una oración nacida del corazón, concibiendo
y enviando pensamientos positivos, eso sí da buenos resultados, está
comprobado.
La paz es una decisión
nacida del corazón, ajena a las circunstancias del
entorno. Aprendamos a confiar, a amarnos incondicionalmente, a aceptar que lo
malo existe, pero que nunca será más potente que lo bueno. Si hasta hoy vivimos
asustados por la malo y nada hemos conseguido ¿te atreverías a cambiar de
pensamiento y sentimiento?, no cuesta nada y si lo vives progresivamente te
sentirás mucho mejor, el momento preciso
es este, como tú mires la vida ella te mirará… ¿qué rostro quieres ver?
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