El sábado 12 de mayo
vi el programa El Artista del Año,
conducido por Gisela Valcárcel, proceder inusual en mí porque siempre veo
películas o series, pues ni la conductora ni sus producciones están dentro de
mis elecciones favoritas. Sin embargo, miré atentamente la participación de cada artista y
sus interpretaciones, que durante esa noche imitaron a Shakira, Yuri, Juan
Gabriel, Xuxa, Cristina Aguilera, entre otros famosos.
Gisela Valcárcel es
una animadora peruana con treinta años de trayectoria profesional. Empezó como
bailarina a inicios de la década de los ochenta, luego enfundada en plumas y
lentejuelas se lució en las pantallas como vedette, pero su carisma y talento
(hay que reconocer que en estas tres décadas no ha surgido en la televisión peruana una
profesional de su rubro que le haga sombra, ni ligeramente), la catapultaron
para conducir el icónico programa Aló Gisela, allá por octubre de 1986, los cuarenta
puntos diarios de raiting la hicieron exitosa e imbatible en el horario del mediodía.
Estuvo hasta 1992 en Panamericana
Televisión, luego migró a Canal 4 pero la fortuna no le sonrió como esperaba, tuvo varios intentos, estuvo fuera de la tele
por una larga temporada, luego regresó pero sus programas no alcanzaron el
brillo ni el éxito que la acompañaron en Aló Gisela. Pero, con en el año 2008 regreso a la tele con Bailando por un sueño y El gran Show programas que gozan de un respetable raiting y de la aceptación popular.
Con respecto a su vida
personal experimentó dos matrimonios fallidos y actualmente permanece soltera,
al menos eso exhibe en su vida pública. Al respecto, si
tuviera una pareja tampoco sería tema de conversación porque es una mujer
libre, hace mucho realizada y autónoma por lo que no es novedad su vida íntima,
no debería serlo, menos para los medios que desde hace varios años se dedican
no a los espectáculos y la calidad de los mismos, sino a despotricar sobra la
vida personal e íntima de los artistas.
“Los artistas no tienen vida privada, son personas públicas, por lo que
todo lo que hacen o dicen pasa por el escrutinio de la prensa”, es la
tácita definición sobre la cual se apoyan quienes dicen ejercer la profesión de
periodistas de espectáculos. Como periodista discrepo y como persona también
porque todo tiene un límite y la verdadera calidad del trabajo de un artista se
mide por sus logros en las producciones en las que participa no por lo que hace
o vive en su casa o en su cama.
Pero, en tiempos
recientes muchos reporteros se han dedicado a seguir no solo a los artistas
sino a sus familiares, tal es el caso del papá de Yajaira Plasencia (ella participa
en el programa sabatino de Valcárcel), quien ebrio vertió una serie de
informaciones correspondientes a la intimidad de la salsera, asimismo dio un
penoso espectáculo pues le era casi imposible mantenerse en pie.
Me imagino la rabia y
la vergüenza de Yajaira al ver como una y otra vez trasmitían las imágenes de
su progenitor y su triste proceder ¿es eso correcto? NO porque la artista es
ella, acá la clara intención es joderla, mortificarla y avergonzarla en
extremo, esto no es periodismo, esto no es noticia y quienes lo propalan lo
saben perfectamente, pero es escándalo y eso vende. Como Plasencia no es del
gusto de ciertos programas, la “chancan” buscando sus puntos débiles, ella no
puede controlarlo todo y menos a su padre y eso es el combustible perfecto
para, insisto, joderla. La salsera ya inició las acciones judiciales
correspondientes, y desde acá le deseo de corazón que alcance la justicia que
merece.
Varios de los
participantes en el programa de Gisela Valcárcel han sido blanco de duras y muy
crueles burlas y críticas de algunos conductores de programas del “espectáculo”.
Como defines al otro te defines a ti
mismo, esta máxima de la espiritualidad calza perfectamente con mucha gente
que critica, juzga, se burla pero al hacerlo solo se define y se muestra tal
cual es.
Pero, también, y lo
digo con toda sinceridad, creo que hay mucha frustración, dolor e
insatisfacción en quienes se burlan de Milett Figueroa, Patricio Parodi o la
misma Plasencia, porque no veo que evalúen objetivamente sus cualidades sino
solo atacan, no reconocen nada bueno, solo lo malo ¿será que como crecieron en
un mundo de críticas, juzgamientos y
resentimientos, afloran lo tanático en sus comentarios?
Se ríen, se burlan,
pero no son capaces de decir algo bueno ¿por envidia?, porque les molesta el
éxito relativo que cada persona alcance o quizá y aunque no quieran reconocerlo
¿anhelan ser como ellos?, es posible, además no es novedad la pobreza de
entrevistas y de notas que se propalan más allá de las burlas a los cantantes o
chicos de moda, pero hay algo más en la gente que conduce los programas de
espectáculos, algo en su ser interior y que solo ellos saben qué camina muy mal
en su ser interior.
Por otro lado, ellos
saben a quiénes agreden, porque hay muchos actores y actrices a quienes ellos respetan
y jamás tocan, no se burlan ni los mencionan. Recuerdo que cuando trasmitía América Televisión Al fondo hay sitio, pretendieron meterse con algunos de sus
principales rostros, los frenaron “en una” y no los tocaron más. Entonces,
cuando ellos ven firmeza y que la gente se sabe hacer respetar, ellos
retroceden. Con esto no quiero decir que los demás no se hagan respetar, pero
lo que sí está claro es que al ser tan mediáticos y exponer tanto sus vidas,
cruzan la línea entre lo permitido y lo que no lo es.
Que Millet Figueroa
no es una eximia cantante y que le falta mucho para consolidarse como actriz,
no es una novedad y ella lo sabe perfectamente. Pero, es joven agraciada y
perseverante, algo avanzará, ella lo quiere, cree en ella y con eso basta para progresar ¿acaso no
tiene nada bueno?, solo le enrostran lo negativo, qué conducta tan perniciosa
entre peruanos, sinceramente anhelo que cambie, lo deseo de todo corazón.
¿A quién le importa
cómo adquirió Yajaria Plasencia su orquesta?, a mí me gusta como canta, su vida
personal es su problema, si tuvo un novio adinerado y generoso me alegro
infinitamente por ella, y si en su momento él la colmó de regalos orquesta
incluida muy bien por ella, que lo aproveche porque el amor se expresa con
hechos y los regalos eso son.
Cuándo aprenderemos
que la crítica no construye nada y quien la profiere poco de bueno tiene en el
corazón para ofrecer (es eso lo que exhibe, ciertamente). Si queremos un país
mejor con una convivencia armoniosa, promoviendo la ofensa, la burla, el odio,
la crítica como “espectáculo”, agrandamos las brechas sociales, culturales,
raciales y económicas abiertas desde la Colonia. Pero ¡qué curioso!, paradójicamente, quienes más se burlan del
otro, luego se erigen como adalides de la lucha contra la violencia hacia la
mujer o contra el maltrato animal, por ejemplo. Entonces, esto me lleva a
pensar que no todo está perdido y esta gente es rescatable.
Si somos buenos
periodistas, informemos, opinemos, evaluemos, analicemos, valoremos pero sin
odios, sin destruir la autoestima o la dignidad de las personas, porque eso son,
personas, no lo olviden y cuando leen titulares como “Fulanita parece un tamal” ¿quién eres tú para juzgar y calificar a
tu semejante de esa forma?, ¿te has puesto a pensar cómo se sentirá esta
persona luego de leer algo así? allí no estás valorando su trabajo, la estás
insultando, así de simple. Quien define al
otro se define a sí mismo, nunca más oportuna esta frase, aprendamos a convivir
y construir, di lo que no te parezca profesional, pero sin destruir lo persona,
el Perú requiere gente que construya, no que expanda veneno.
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